ѕanғerмιneѕ
Los Sanfermines son una fiesta en honor a San Fermín que se celebra anualmente en Pamplona.
Los festejos comienzan con el lanzamiento del chupinazo desde el balcón del ayuntamiento al mediodía del 6 de julio y terminan a las 24 del 14 de julio con el "Pobre de mí", una canción de despedida.
Una de las actividades más famosas de los Sanfermines es el “Encierro”, que consiste en una carrera de unos 800 m delante de los toros que culmina en la plaza de toros. Los encierros tienen lugar todos los días entre el 7 y el 14 de julio y comienzan a las ocho, con una duración promedio de entre dos y tres minutos.
Tres celebraciones independientes están en su origen: los actos religiosos en honor a San Fermín, desde antes del siglo XII, las ferias comerciales y las corridas de toros, documentadas ambas desde el siglo XIV. Junto a ello, los pamploneses celebraban al Patrono de su ciudad, San Saturnino, el 29 de noviembre. Cansados de las inclemencias climatológicas del otoño, los pamploneses deciden en 1591 trasladar la fiesta del copatrono de Navarra, San Fermín, al 7 de julio. La coincidencia por azar en las mismas fechas de solemnidad religiosa, bullicio ferial y toros dan el carácter a los Sanfermines que hoy conocemos. El patrón de la ciudad, San Saturnino, se mantiene con una celebración mucho más modesta en el 29 de noviembre. Para muchos de los visitantes, este hecho causa la confusión de pensar que es San Fermín el patrono de la ciudad.
El escritor estadounidense Ernest Hemingway fue uno de los que contribuyeron a propagarlos mediante su libro Fiesta. Esta considerada como una de las mejores celebraciones del mundo, junto a los Carnavales de Río de Janeiro y la Feria de la Cerveza de Munich. La población de Pamplona durante esta semana de fiestas pasa de 190.000 habitantes a más de 1.500.000 personas.
Orígenes
Los Sanfermines nacieron en épocas medievales como feria comercial y fiesta secular, usando para ello las fechas de fiestas religiosas cristianas, que a su vez usaban fechas festivas de orígenes más anteriores, como del del paganismo vasco y latino. A comienzos del siglo XIII se celebraban unas ferias comerciales tras la noche de San Juan, entre el día 23 y el 24 de junio, coincidiendo el comienzo del verano. A esta festividad le seguía la de San Pedro y luego estaba la de Santiago, el 25 de julio, justo un mes después; y en medio, San Fermín.
Como las ferias eran lugares de encuentro de mercaderes ganaderos y aldeanos, eran también pretexto para festejar y comenzaron a organizarse corridas de toros como parte de la tradición. Así nacieron, en alguna fecha probablemente a finales del siglo XVI, algo que podríamos considerar propiamente los primeros Sanfermines. Hay otra fecha emparentada al final del verano, el 10 de octubre, en que se organizaba una feria en Pamplona, de siete días de duración, desde el año 1324, por privilegio del rey Carlos I de Navarra y IV de Francia. En 1381 por privilegio del rey Carlos II de Navarra, pasó a ser feria franca, coincidiendo también entonces con festividades religiosas. Estas dos ferias y fiestas, al inicio y al final del verano, se unificaron para aprovechar el mejor tiempo, comenzando el día séptimo del séptimo mes: el 7 de julio. Aunque todavía en la actualidad, a finales del verano, se celebran los llamados "sanfermines txikis" (pequeños sanfermines) sólo celebrado por los propios navarros.
Fueron pasando los siglos, pero desde 1950 aproximadamente, los cambios han sido acelerados. En primer lugar, por el incremento del nivel de vida. El pueblo (Pamplona tendría unos veinte mil habitantes) se juntaba en la Plaza Consistorial para recoger al Ayuntamiento y acompañarlo a la iglesia de Lorenzo mártir: San Lorenzo, donde en la capilla de San Fermín se celebraba una misa, las Vísperas, que se celebraba el 6 de junio. Tras la misa, pueblo y autoridades regresaban de la iglesia al Ayuntamiento, igualmente por la calle Mayor.
Desde 1950, aproximadamente, los Sanfermines vienen evolucionando tanto como la sociedad. Han perdido mucho de su componente religioso, y el acompañar del pueblo al Ayuntamiento para celebrar en misa las Vísperas de los Sanfermines, se ha convertido en un acto de protesta alegre con nombre propio, el "riau-riau", que durante los últimos años incluso se ha dejado de celebrar aunque recientemente se vuelve a festejar aunque sin soporte oficial.
El encierro
Cada año las calles de Pamplona se llenan de miles de personas dispuestas a correr delante de los toros. Pamploneses, corredores expertos, junto con cientos de turistas, se atreven a conducir a los toros desde los corralillos donde han pasado la noche hasta la plaza de toros: son 825 m de calles adoquinadas, que se recorren en sólo dos o tres minutos. Algunos son alcanzados por los toros sufriendo heridas por cornadas y patadas. El peligro resulta mayormente de desatender las indicaciones bien conocidas por los expertos o en correr el encierro sin estar en las condiciones debidas. Aunque, con la aglomeración de gente, han aumentado los riesgos también para los expertos. En realidad, son pocos los que van guiando a los toros; la mayor parte de los corredores, sobre todo los no experimentados, corren a una cierta distancia.
Orígenes
El origen medieval de los encierros de San Fermín es debido a los pastores navarros que traían a los toros de lidia desde las dehesas de La Ribera de Navarra hasta la plaza mayor que servía de coso taurino ante la falta de una plaza de toros. La noche anterior a la corrida la pasaban acampados cerca de la ciudad, y al amanecer, entraban a la carrera arropados por los toros mansos (cabestros) y acompañados de gente que, a caballo o a pie, ayudaba con palos y gritos a encerrarlos en los corrales. Con el tiempo, a finales del siglo XIX, se pasó de correr detrás de ellos para ayudar a encerrarlos, a correr delante y convertirse en costumbre popular.
Recorrido
El recorrido se realiza a lo largo de las calles de la parte vieja de Pamplona. Da comienzo en los corralillos de la cuesta de Santo Domingo, subiendo hasta la Plaza Consistorial (Plaza del Ayuntamiento) y girando por la calle Mercaderes, para acceder a la calle Estafeta que conduce finalmente por el tramo de Telefónica hasta el callejón que entra a la Plaza de Toros. El itinerario original terminaba en la Plaza del Castillo, y ha variado a lo largo de la historia, siendo en 1856 la primera vez que discurrió por la calle Estafeta. La esquina entre Mercaderes y Estafeta es un lugar muy solicitado por los fotógrafos, y es en esta última calle donde se puede ver el tramo recto más largo de los encierros.
La manada traza el recorrido completo en unos cuatro minutos, a unos 25 km/h. La manada está compuesta por seis toros y ocho cabestros, seguidos de unos mozos que hacen de pastores en caso de que los toros o los cabestros se queden rezagados. La ganadería de los toros cambia cada día, participando 8 ganaderías en los Sanfermines.
Cualquier persona mayor de 18 años puede correr en los encierros, simplemente entrado al recorrido vallado antes de su comienzo. El número de corredores asciende a más de 2.000 en un día normal y a más de 3.500 durante los fines de semana, y crece con los años. Las medidas de seguridad incluyen la prohibición de entrar ebrio al recorrido, de llevar cámaras fotográficas o de vídeo y demás objetos que puedan poner en peligro la seguridad de los corredores. Antes de cada encierro hay policías municipales en el recorrido formando cordones de seguridad para evitar que haya aglomeraciones, y que así los "mozos" (corredores) se distribuyan más o menos uniformemente a lo largo del recorrido.
Minutos antes de que comience el encierro, los mozos cantan tres veces, a las 7:55,7:57 y 7:59, a una pequeña imagen de San Fermín que se coloca cada mañana en una hornacina de la cuesta de Santo Domingo, como costumbre adquirida a pesar de no ser muy antigua:"A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición."
A las 8 estalla un cohete, que indica la apertura de los corrales, seguido de un segundo cohete que indica que ya han salido los toros.
Durante el encierro
El encierro se puede observar en los vallados de madera que se instalan a lo largo de las calles -aunque habrá que situarse en los lugares adecuados cerca de 2 h antes del comienzo, o desde algún balcón privado a precios caros, o bien en la propia plaza de toros, donde habrá que pagar un módico precio días festivos y fines de semana, siendo el resto de días gratuita la entrada.
Hay ciertas normas de seguridad para correr el encierro que todos los mozos deberían conocer. Estas incluyen no levantarse inmediatamente en caso de caída y cubrirse la cabeza con los brazos en posición fetal, bajo riesgo de cornada por parte de los toros. También es importante tomar por el interior la curva de Mercaderes con Estafeta, ya que si los toros vienen muy rápidos o está el suelo resbaladizo, suelen golpear con todo su peso contra el vallado protector del exterior de la curva.
Después del encierro
El 3º cohete indica que el último astado ha entrado en el coso, y el 4º que el último toro ha entrado en los corrales. Los servicios de atención sanitaria prestan sus servicios a todas aquellas personas heridas en el evento.
Posterior al encierro, cuando la manada ya ha entrado en los corrales de la plaza de toros, se sueltan unas vaquillas para que los mozos disfruten corriendo con ellas y toreándolas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario